Me río en mi cara


Hace día que me apetece retomarme y volver a escribir, ahora que tengo un ratito para mi (no lo diré muy alto por si acaso) voy a contar los desengaños y las abrideras de ojos que me estoy llevando de mi vida como madre; de la que no me arrepiento la gran mayoría del tiempo por cierto. Antes de que leas esto quiero decirte que si volviera atrás volvería a elegir lo mismo, aunque haya días en los que me plantee qué mierdas he hecho con mi vida, porque una vez le vi la cara a esta pequeña gran persona ya no hubo vuelta atrás y no me perdería conocerla por nada del mundo.

Seguro que muchxs habéis oído leído aquello de que todo el mundo sabe cómo críar a un hijo hasta que tiene uno [sic]. En eso no he pecado -todavía?- pero en cuestiones logísticas sí, y mucho. Ves a esas madres que no tienen tiempo de comer o de salir a tomar algo o de pasar un rato DE CALIDAD a solas con su compa y piensas "bueh...eso a mi no me va a pasar" porque claro, tu eres de una pasta especial o algo, la excepción del planeta tierra, la que tiene las respuestas que miles de madres, padres y cuidadoras en general no tienen. Y claro, pues ahora me parto de mi misma.

Pensando en mi yo de hace unos meses


Para empezar la mayoría de días voy acompañada hasta a mear, literalmente. Hay días que me paso horas en el sofá; quieta, amamantando, acunando, abrazando y ya. Y no me da ni para sostener un libro con la mano libre, porque igual ni tengo mano libre, ni para ir a buscar más agua cuando se me acaba la botella. Y a menos que tengas corazón para dejar a tu cría sola llorando esto es lo que hay. Punto. Puedes pensar que qué bien entonces, si tu mayor problema es que tienes que estar todo el día sin hacer nada, mira la suertuda aquí quejándose de mierdas. Pero es que no es estar todo el día sin hacer nada, es estar todo el día dedicando toda tu atención y toda tu energía a un ser humano que no eres tu y cuya vida depende íntegramente de ti todo el tiempo que está contigo.

Eso implica que aunque tu cuerpo no se mueva pueda moverse, aunque no vayas a trabajar (a una empresa claro, porque trabajo tienes), tu mente está activa todo el puto rato y la gracia es que en todo ese rato, que son 24 horas al día, te lo adelanto ya, hay días en los que no tienes ni un ratito para pensar en ti. Mágico ¿verdad? Y yo ilusa de mi pensaba que podría organizarme de otra manera, que, a ver, tan difícil no puede ser, es un bebé...pues por eso, porque es un bebé querida. Y por más que te digan y que te cuenten y que leas esto no te vas a hacer una mínima idea del desgaste que implica. No, ni aunque hayas criado 15 camadas de gatitos ni aunque tengas un cachorro, JA, no.

Es verdad que salgo sola a ratos, y que he retomado las sesiones con un alumno con el que llevo años y que varios días a la semana me voy un ratito (que pueden ser 10 min o 45, no más) con Burton o al súper a comprar cualquier historia que nos haga falta o me haga falta. De todos modos la mayor parte con mucha diferencia de ratitos libres que tengo los dedico a hacer cosas que hay que hacer. Es decir, ahora tus ratos libres de bebé en los que eres un ser humano sin una extensión mini humana los dedicas a poner lavadoras, recoger pañales, fregar platos o hacer la comida porque no se hacen solas estas cosas amiguis y por mucho que lo dejes pasar un día no se puede dejar pasar forever. Esto me lleva al segundo drama; ¿maternidad y paternidad son iguales?

Hablo desde mi experiencia pero léase maternidad como persona de referencia del bebé, que acostumbra a ser la que lo gesta y paternidad como persona que trabaja fuera de casa los primeros meses, si la hay. Este ha sido para mi el mayor desengaño de todos. Antes de parir, antes de empezar a críar tenía muy claro que sí, que eran iguales y punto. Que en una familia tradicional vale, pero en una familia feminista por supuesto que eran iguales, acabáramos.

Y me parto, joder que si me parto, me río muy fuerte. Nada más lejos de la realidad. No pienso que sea una cuestión biológica de que las madres tenemos un instinto maravilloso que nos empuja a sacrificarnos y a críar y los padres tienen la gran suerte de no tenerlo. (defensorxs del instinto maternal, alguien me explica porqué en una misma especie en la que ambos sexos biológicos se pueden reproducir sólo uno de ellos tiene instinto?) Sí tiene un componente biológico pienso, pero este parte del bebé. Resulta que para el bebé que lleva nueve meses dentro de su cuerpo tu eres su casa; lo que significa que cuando tiene hambre, sueño, cansancio, saturación sensorial, frío, calor o whatever quiere ir a casa, es decir, a ti.

Primer gran engaño; el bebé no quiere estar indistintamente con su padre o conmigo, quiere estar conmigo, y en los ratos en los que está saciada, a gusto, disfrutando del ambiente o de casa sin cansancio ni hambre entonces sí. Entonces estará con su padre, su abuelo, su àvia o quien sea durante un rato, sin flipar tampoco. Hablo desde la experiencia de lujo de convivir con un bebé ultra simpático, adaptable y zen, con un bebé al que le cuesta sentirse cómodo y/o que se expresa principalmente llorando ya no lo quiero ni saber. Me figuro yo que será una sensación similar a estar rodeada de llamas y no poder salir de ellas.

Segundo gran engaño; la responsabilidad se ejerce a partes iguales. JAJAJAJAJAJA y JA. Pues no nos vamos a engañar oye, que por más concienciada y por más feminista y por más implicada que esté tu pareja nunca va a ser igual por varias razones. La primera y más obvia es que una vez acabadas las míseras cuatro semanas de permiso (ahora míseras cinco) tu compa vuelve a su vida anterior; esto es trabajo de 8 horas al día con sus fines de semana y sus festivos y tu pues te quedas en casa con tu nueva rutina, los primeros días sobreviviendo y luego ya pues como sale y disfrutando al máximo cada momento con esa personita hermosa que aún sigues sin creer que haya podido salor de tu cuerpo.

¿Y dónde está el engaño te preguntarás? Se supone que tengo la suerte -que sí- de no trabajar fuera de casa y de poder implicarme totalmente en la crianza de un ser humano que me requiere y me necesita para todo, y aquí está, el arma de doble filo. Porque tu no te incorporas (todavía) al trabajo fuera de casa lo que significa que no vuelves a la vida de antes, es más, te voy a hacer un spoiler por si te planteas tener prole, tu vida de antes ha muerto, al menos durante unos años. Y ahora no tienes un turno laboral de 8 horitas con fines de semana no, ahora tienes un turno de 24 horas seguido de otro y otro y otro y así hasta el infinito. Tu no tienes todo el día de descanso, tu trabajas todo el puto día y toda la noche. Sin descansos para comer, sin fines de semana, sin vacaciones.

Esto se traduce en que para tu pareja la vida familiar incluyendo a la tiny human, forma parte de su tiempo libre, igual que siguen formando parte de ese tiempo libre las treas familiares del hogar. No ES su tiempo libre, forma parte; junto con dormir, descansar, tomar birras, irse de ruta con la bici, tocar la batería, jugar a la play, hacer bailes de salón o construir un robot parlante. Para ti la vida con tu bebé es tu puto trabajo y hacer vida familiar en general un espejismo eclipsado por un ser humano que con suerte te dejará pasar media hora abrazada a tu pareja cada tres días. ¡Sorpresa! Qué maravilla la baja maternal, tienes tiempo para todo sí, para todo menos para ti, y para tu vida y al final hay días que ni te reconoces.

Entiendo que todo esto es pasajero, que al final la vida aunque no vuelve a ser la de antes vuelve a encauzarse y que tu te vuelves a encontrar contigo misma y a sentirte un ser humano normal con vida propia y de pareja y amistades (tema a parte) y esas cosillas. De momento no y por eso me hago tanta gracia, porque por más que te lo expliquen, te lo cuenten, lo veas, lo oigas y lo leas, no te haces la más mínima idea y piensas "ya, bueno, pero eso no me va a pasar a mi". 


















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